Iturralde García Abogados

Reportaje revista MUJER HOY a nuestra socia Dª Elena García Cazorla . » Abogadas: Luchadoras con la ley en la mano»

Son las mejores ante un tribunal. A pesar de ser pocas en puestos de decisión, de las dificultades para conciliar, de la lucha diaria. Ahora, por primera vez, una preside a todo su colectivo. ¿Algo más que alegar?

 Nuestra socia Dª Elena Garcia Cazorla es entrevistada para la Revista MUJER HOY

No fueron bienvenidas en su profesión hasta hace menos de un siglo, y quizá por eso tienen tanto de guerreras. Buenas estrategas y expertas en dialéctica, su día a día consiste en pelear, con la ley en la mano, para ganar batallas. Del resultado de esos combates dependerá el futuro de sus clientes. Y es ahí donde demuestran que las victorias legales no saben de género. Por eso, bajo las togas, cada vez se ven más zapatos de tacón: si en 2001 el 33% de los abogados españoles eran mujeres; en 2010 eran el 40%; y el año pasado, el 44%. Y las mujeres empiezan a tomar posiciones en las altas esferas. Por primera vez en la historia, una de ellas preside el Consejo General de la Abogacía Española (CGAE), el órgano que representa a los 83 colegios de abogados. Victoria Ortega, doctora en Derecho y abogada en ejercicio desde 1981, fue elegida el año pasado presidenta por mayoría absoluta, un signo de que se avecinan cambios en la abogacía. «Mi elección quiere decir que las cosas están cambiando, pero también que tienen que cambiar más para que una presidenta no llame la atención», asegura.

Los avances de tres décadas

Mientras habla de reformas y cambios legislativos, la presidenta de los abogados reconoce que la situación del colectivo que preside poco tiene que ver con la que había cuando empezó, hace ya 35 años. Ella fue una de las que abrió camino, pero no ha recorrido sola esta travesía. Miles de colegas han puesto su granito de arena para que las jóvenes empiecen a ser mayoría en los juzgados: ya son el 52% entre los letrados ejercientes con menos de cinco años de antigüedad.

Miles de colegas han trabajado para que las jóvenes empiecen a ser mayoría en los juzgados

Que tantas mujeres vistieran la toga era impensable cuando Yolanda Mompel escribía su primera demanda con papel de calco en una Olivetti. Comenzó a ejercer a finales de los 80, una época en la que los abogados no podían hacerse publicidad, nadie podía cobrar menos de lo que establecía su colegio, la placa del despacho debía tener determinada medida y solo era posible ejercer donde estaban colegiados. Ahora ese escenario ha dado un giro de 180º, pero cuando Mompel tiene que decidirse por la mayor transformación se decanta por las ocurridas en el turno de oficio, al que lleva adscrita desde 1988, «desde el día siguiente de colegiarme. Ahora necesitan preparación especializada y al menos tres años de ejercicio para adscribirse al servicio de asistencia jurídica gratuita», dice la letrada. Ella es una de los 43.800 profesionales que prestan en nuestro país el turno de oficio, uno de los mejor valorados del mundo. Pero la profesionalización de este servicio no es lo único que ha cambiado. Junto a reformas que intentaban adaptar las leyes a la sociedad, también ha sufrido una revolución el modo de trabajar: de las guardias con teléfono fijo al busca y luego al móvil; de los escritos a máquina a la comunicación telemática con la Administración y los Juzgados… Y en ese escenario, el público es cada vez más exigente. «Ahora, el cliente tiene más información -explica Marta Alamán, socia de PwC Tax and Legal Services-. Muchas veces conoce el tema en profundidad, lo que nos beneficia porque facilita el diálogo y puedes ser más práctica y rápida», explica una de las abogadas laboralistas más prestigiosas del país. Sin embargo, un factor sigue siendo imprescindible: la confianza de aquellos para los que se trabaja. A lo largo de más de 20 años de carrera, Alamán ha contado con la de cientos de clientes, algunos tan mediáticos como la Liga de Fútbol Profesional. Ella fue la única mujer que intervino en el conflicto por la huelga del fútbol de hace cinco años. «En la foto de la mesa de negociación entre la Liga y la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) no había ninguna compañera. Pero no me sentí fuera de lugar y sé que ambos han evolucionado», dice esta abogada que coordina a 60 personas. Su despacho está por encima de la media en número de socias «un 20%, cuando la media en grandes despachos ronda el 15%» pero no niega que queda mucho para lograr la paridad: «Es un tema social, no específico del Derecho. Hay que seguir luchando, ser muy persistente en las empresas. Pero hay que cambiar la sociedad, porque los conceptos vienen de la educación, de la familia, de cómo nos organizamos en casa».

La evolución de las letradas

  • María Ascensión Chivirella fue la primera licenciada en Derecho que pudo ejercer como abogada, en 1922.
  • Aunque los hombres son mayoría entre los 150.000 letrados y otros 100.000 colegiados no ejercientes, el número de abogados crece cada año: en 2001 eran el 33% y el año pasado, el 44%.
  • Entre los letrados ejercientes con menos de cinco años de antigüedad, las mujeres ya son el 52%.
  • Desde hace años, por primera vez una mujer preside el Consejo General de la Abogacía en sus 74 años de historia.
  • En los principales despachos, el porcentaje de socias supera el 15%; hace cinco años era el 11%.

El Rey y 13 hombres togados

Victoria Ortega está de acuerdo: el camino hacia la paridad no está siendo tan rápido como le gustaría, pero recuerda que la primera abogada se licenció en 1922. «Empezamos tarde. Ahora el acceso a la profesión es semejante para hombres y mujeres, pero una cuestión distinta es la progresión profesional. El techo de cristal existe. Solo hay que echar un vistazo a la foto de apertura del año judicial». Se refiere a la imagen tomada el pasado septiembre, cuando el Rey posó como todos los años con la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo: la imagen mostró al monarca y a 13 hombres togados. Ni una mujer, aunque son el 52% de los miembros de la carrera judicial. Una de las abogadas que han logrado un sillón de socio de una gran firma es Idoya Arteagabeitia, de Ramón y Cajal Abogados. Trabaja en los departamentos Financiero y Bancario, Inmobiliario y Project Finance de la firma, y por su mano pasan contratos con muchos ceros de clientes de todo el mundo. En su campo abundan los hombres, aunque la tendencia está cambiando: «Las mujeres cada vez tienen más peso», asegura esta abogada del Estado en excedencia.

«El acceso es igual para hombres y mujeres, pero otra cosa es la progresión profesional»

Trabajando para la Administración, aprendió una herramienta clave: «Cuando aprobamos la oposición, pasamos por tribunales donde puedes tener 10 vistas en una mañana y solo la tarde anterior para preparártelas. Te acostumbras a terminar el trabajo en el tiempo que tienes, no en el que te gustaría, y aprendes a ser todo lo eficaz que puedes». Así, con eficacia, llega a todos los frentes e intenta cambiar la cultura del presentismo, que cierra puertas a la conciliación. «Si consigues hacer ver que haces el mismo trabajo que el que se va a las 11 de la noche sin quedarte hasta esa hora, estás cambiando esa cultura -asegura Arteagabeitia-. Por un lado, enseñas a quien te va a promocionar que no es necesario tanto presentismo, y por otro, aprendes que no pasa nada por irse antes para que mi hijo me vea. A mi equipo intento recordarle que lo importante son los resultados: si la flexibilidad está ligada a responsabilidad, el trabajo sale adelante», afirma.

Sensibilidad y empatía

Sin embargo, dejar la oficina antes de que anochezca no significa olvidarse del trabajo hasta el día siguiente. Antes de meterse en la cama, Arteagabeitia volverá a conectar su ordenador para cerrar los flecos que queden. La misma rutina que sigue Elena Zarraluqui, miembro de la tercera generación de una saga de célebres juristas que comenzó su abuelo, Luis Zarraluqui Villalba. Su especialidad, el Derecho de familia, es el único donde sí hay mayoría femenina. Es más, las riendas de los despachos más importantes las llevan mujeres. «No creo que el género nos predisponga a hacerlo mejor. Pero sí es necesaria cierta sensibilidad hacia quien pasa por una separación, porque seguramente es uno de los peores momentos de su vida», asegura. Por eso, porque el cliente necesita poner en orden su vida, los correos electrónicos y el teléfono no pueden suplir las horas de despacho. «Que los clientes lleguen, se tranquilicen y te cuenten todo es importante. López Ibor creó un índice de situaciones estresantes y el divorcio ocupa el segundo lugar, tras la muerte de un hijo. Quizá tú, como abogada, puedas aportar algo de tranquilidad en ese momento», afirma Zarraluqui. Cuando se colegió, no existía el divorcio directo y hasta 2005 había que acreditar una causa para poder separarse. Fue entonces cuando se incluyó la posibilidad de la custodia compartida, una de las soluciones a su juicio más justas si se dan las condiciones necesarias. «Antes había exparejas que la ponían en práctica, pero no era fácil. Recuerdo tener que discutir con un fiscal y un juez porque no aceptaban nuestro convenio argumentando que no era bueno para los niños. Y lo defendíamos porque, si unos padres llegan a un acuerdo por el bien de sus hijos y funciona en el día a día, seguramente es la mejor solución. La custodia compartida es consecuencia de la evolución social», afirma. Esa adaptación a los cambios de la que habla Zarraluqui es una de las premisas de la legislación, que intenta dar respuesta a nuevas necesidades sociales. También con el desarrollo de materias que pasaban desapercibidas hasta hace poco. Elena García Cazorla, una de las primeras abogadas en abrir un despacho especializado en extranjería, cuenta que, cuando acabó la carrera hace 20 años, la extranjería ni se estudiaba. Entonces España empezó a recibir inmigración y a principios de 2000 se produjo un boom que desbordó todo: «Era un caos. Ahora, tras un gran descenso de la inmigración, está más organizado. Sin embargo, hay áreas que se abandonan, como la nacionalidad, y volvemos a sufrir ese caos». Recuerda sin esfuerzo a su primer cliente, a quien se le denegó la renovación del permiso de residencia: tras dos años en España, con su mujer y su hijo, le detuvieron e internaron para su expulsión. Tuvo que presentar una medida cautelar en el juzgado, que comprobó su vínculo familiar y autorizó su libertad. «En Extranjería, el trato es muy cercano. Detrás de cada expediente, hay una vida y una familia», explica García Cazorla. En su opinión,deberían ponerse los medios para que la Administración cumpla los plazos y resuelva en tiempo los expedientes y recursos. «Cada resolución que deniega un visado, una autorización de residencia, de estudios o de trabajo, o nacionalidad paraliza la vida de esa persona, de su familia o de la empresa que lo quiere contratar. Y en el área del derecho de asilo y refugio se deberían cumplir los compromisos de recepción de solicitantes», reclama.

A ritmo de maratón

Como la del resto, la jornada de García Cazorla tiene horario de inicio pero no de fin. «Soy abogada, sin dejar de ser madre, las 24 horas del día», asegura. Por su parte, Idoya Arteagabeitia añade: «Si quieres tener pareja, familia y un trabajo interesante no tienes por qué renunciar a nada. Conciliar no es fácil, pero organizándote es posible». Yolanda Mompel no niega que la maternidad sea compatible con una profesión que tiene jornadas maratonianas. A ella se le quedó grabada una frase que escuchó hace 24 años: «Yolanda, espérate para dar a luz». Su parto se adelantó y su hijo vino al mundo horas antes de un juicio en la Audiencia Provincial de Zaragoza. «El enfado del magistrado fue tremendo. Preguntaba que si eso no se podía haber previsto», recuerda. Ahora no escucharía esa frase, pero la conciliación sigue siendo complicada. «Si tienes un despacho pequeño, o lo cierras o te olvidas de criar a tu hijo. Al cliente no le gusta que desparezcas tres o cuatro meses, y es entendible», afirma. De esa disponibilidad casi permanente habla también Beatriz Llamas, la única abogada en el juicio por el asesinato de Isabel Carrasco, presidenta del PP de León. Durante el mes que duró el proceso durmió unas tres horas diarias para atenderlo sin dejar otros temas del despacho «que requieren idéntica dedicación». ¿Su jornada habitual? Unas dos horas en el juzgado por la mañana; tres horas de visitas, llamadas y correos; y cuatro o cinco de estudio, preparación y trabajo de los temas por la tarde. Después, hay una segunda parte en casa, repasando el juicio del día siguiente, «pero al ser este tan largo y complejo, necesitaba más horas», reconoce. Cuando terminó la carrera, Llamas trabajaba como ilustradora, pero se decantó por la abogacía. Dos mundos aparentemente antagónicos que, en su opinión, no están lejos. «También hay que ser muy creativo en el Derecho. Sobre todo en sala, donde cada detalle cuenta. Y en un juicio con jurado, más», dice. De los seis profesionales que intervinieron en el proceso por el asesinato de Isabel Carrasco, ella fue la más joven y la única mujer. Y pasó la prueba con éxito: hace unas semanas el Tribunal Supremo acordaba mantener las condenas impuestas a Montserrat González y a su hija Triana Martínez, de 22 y 20 años de prisión respectivamente, y aumentaba a 14 años la de la policía Raquel Gago. «Somos muy pocas abogadas en grandes delitos y juicios de primera instancia. En materia penal la mayoría son hombres, pero estamos abriendo camino», dice.

Las recompensas

Cuando se les pregunta cómo se podría mejorar el ejercicio de su profesión, la lista de demandas es larga. Muchas están relacionadas con los escasos medios de la Administración, incluso en la asistencia a víctimas de violencia de género. O que los casos relacionados con el Derecho de familia no siempre sean vistos en un juzgado especializado porque solo hay en las grandes ciudades. Y también la necesidad de políticas de igualdad y conciliación para alcanzar la paridad. Pero pese a los problemas de una profesión que tiene unos cuantos caballos de batalla, todas volverían a escogerla. Quizá porque las recompensas merecen la pena. «Es muy satisfactorio contribuir a la resolución de conflictos -asegura su presidenta, Victoria Ortega-. Eso y poder aportar para lograr un mundo mejor es lo más gratificante de esta profesión».

Articulo ABOGADAS-LUCHADORAS CON LA LEY EN LA MANO de la Revista MUJER HOY , numero xxx, publicado el  11/02/2017, en el cual fue entrevistada nuestra socia  DªELENA GARCIA  CAZORLA .

http://www.mujerhoy.com/vivir/protagonistas/201702/08/abogadas-luchadoras-mano-20170208141059.html